El karma de toda Commodore 64 viene de fábrica con la misma y es esa supuestamente irreparable fuente de alimentación, un trafo y un circuito electrónico adentro de una linda caja, inmortalizado en un bloque de resina al mejor estilo Fringe. Inmortalizado es una forma de decir, porque suelen fallar los capacitores, los que terminan siendo responsables de la quema de memorias al prender una "panera" que estuvo mucho tiempo en el placard.